ARS AMANDI

ARS AMANDI / AFTERMARKET es un work-in-progress transmedial  que indaga sobre el NARCISISMO en la era digital. Este trabajo es un proceso de creación que abarca  escritura de un texto, su puesta en escena como live-cinema y la realización de una exposición fotográfica sobre el tema abarcado, obras de Raúl Miranda.

La “reificación” o “cosificación”, concepto  crítico de origen marxista que presenta las relaciones interpersonales como meros objetos utilitarios de producción y consumo, que fue desarrollado por el filosofo alemán Georg Lukács durante la Republica del Weimar, retoma fuerza y se impone al momento de entender el funcionamiento de nuestras actuales sociedades. Es así, que el desarrollo de la tecnología digital, su democratización vía el consumo masivo, la instalación de la lógica de obsolescensia y el boom de las redes sociales, han ido carcomiendo las maneras tradicionales de relacionarnos con los otros, con el otro. La inmediatez de la vida digital, la posibilidad de ser una imagen y voz en un universo virtual han abolido las fronteras de los publico y lo privado, dejando al descubierto el ultimo secreto del mundo visible, la intimidad del cuerpo.

La necesidad del sistema de mercado exige un permanente flujo de productos transables para que la ilusión capitalista del “crecimiento” continúe sin detenerse. Esta maquinaria se ha infiltrado en todas las áreas de realización social e individual, haciendo metástasis en la “realidad” y modificando patrones globales de comportamiento. Una de ellas es la transposición de la cosificación de lo femenino hacia el cuerpo masculino, como objeto de consumo y deseo.

Este fenómeno lo podemos observar sin filtro alguno en los chat de Internet, donde las relaciones sexuales son virtualizadas a través de la imagen en una pantalla y de “juguetes high tech” que permiten estimular físicamente al otro a distancia. Es así, que en este contexto cultural aparece la figura del “Cam Boy”, un hombre que se exhibe abiertamente ante una audiencia multitudinaria  y anónima que paga por verlo tener sexo en red.

¿Cuál es el motor de esta exhibición de lo privado? ¿La necesidad de dinero o la necesidad de ser visto? ¿Soledad o consumo? ¿Qué obtiene el voyerista? ¿Cómo modifica las relaciones sociales la virtualización del sexo? ¿Donde quedan las emociones, en que lugar esta el otro? ¿Es narcisismo?

“ NARRADOR: 

… en el juego de socialización los clientes potenciales que necesitan expandir su nivel de gastos y limite de crédito para ganarse un mejor servicio,…,son empujados  u obligados a promocionar un producto deseable y atractivo, y por lo tanto hacen todo lo que pueden, empleando todas las armas que encuentran a su alcance, para acrecentar el valor de mercado de lo que tienen que vender. Y el producto que están dispuestos a promocionar  y poner en venta en el mercado no es otra cosa que ELLOS MISMOS.

Ellos son, símultáneamente, los promotores de producto y el producto que promueven. Son, al mismo tiempo, encargado de marketing y mercadería, vendedor ambulante y articulo de venta…”   

(Zygmun Bauman, "Vida en Consumo". Cita en fragmento de texto dramático).

La captura de cientos de fotografías de sitios chat, la interacción a distancia y el frío erotismo digital exigen una resignificación sobre este fenomeno social que reduce la privacidad a una ilusión y que es observado con la misma atracción/rechazo que provoca la obscena circulación de la información en internet.

Raúl Miranda